Guía práctica para realizar la mejor inversión actual
Ha llegado el momento del año en que muchos inversores evalúan los distintos activos y deciden en qué invertir en 2024 con el objetivo de realizar la mejor inversión.
Las alternativas en las que invertir son numerosas, desde acciones hasta bonos, desde ETF hasta fondos de inversión, desde bienes refugio como el oro hasta criptomonedas como Bitcoin y Ethereum, desde materias primas incluyendo las energéticas hasta inversiones inmobiliarias, sin olvidar la economía real. La elección sobre en qué invertir en 2024 debe tener en cuenta la extraordinaria situación en la que nos encontramos a nivel global. En particular, se deben considerar:
• la inflación aún alta en EE.UU., Europa y en buena parte de los países industrializados
- los tipos de interés de los bancos centrales por las nubes
- la crisis china caracterizada por tasas de crecimiento nunca tan bajas, grandes empresas que no logran pagar los bonos emitidos y emergencias financieras que obligan al Estado a intervenir
- el contexto geopolítico con un conflicto aún en curso a raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el nuevo frente abierto tras los atentados de Hamas contra Israel que corre el riesgo de contagiar a los países vecinos
- las elecciones en EE.UU. y para el Parlamento Europeo que pueden influir en las políticas de los Bancos Centrales (más las de la FED, en comparación con las del BCE)
- el desempleo en mínimos en muchos países (EE.UU. y estados europeos) y en máximos entre los jóvenes en China
- las perspectivas que involucran a América Latina y las respectivas oscilaciones en los distintos cambios con el dólar
Como es evidente, se trata de numerosas variables que pueden interactuar entre sí de manera inesperada –contrarrestándose, anulándose o amplificándose mutuamente– y, de cualquier manera, generan incertidumbre en la elección sobre en qué invertir en 2024.
A qué aspectos prestar siempre atención cuando se elige en qué invertir
Más allá de los factores contingentes a considerar en la elección sobre en qué invertir en 2024, la mejor inversión para ser tal debe respetar ciertas características, independientes del contexto económico-político.
Crecimiento constante
Cuando se elige en qué invertir, se debe considerar la perspectiva de crecimiento constante. El inversor debe apostar por oportunidades que ofrezcan la promesa de un rendimiento lo más estable posible en el tiempo, evitando las fluctuaciones y las incertidumbres que caracterizan algunos mercados.
Rentabilidad a largo plazo
Una inversión debe necesariamente generar rentabilidad a largo plazo, asegurando un flujo constante de ingresos y/o una plusvalía en el medio-largo plazo. Esta estabilidad financiera es esencial para la sostenibilidad de la inversión y, a largo plazo, cuenta más que el % de rentabilidad.
Rentabilidad también a corto plazo
Solo algunas clases de inversión ofrecen rentabilidad también a corto plazo y no todos los inversores la tienen en cuenta al evaluar en qué invertir. De esta manera, sin embargo, se subestima el poder de estabilización que ofrece un ingreso inmediato y que permite compensar también fluctuaciones notables en el valor de los activos.
Diversificación de la cartera
Diversificar las inversiones es la práctica clave en la gestión del riesgo. Al distribuir su capital en varios activos, los inversores reducen la exposición a posibles pérdidas en un área única.
Estabilidad legal y de propiedad
Cuando se decide en qué invertir, la estabilidad legal y de propiedad son elementos fundamentales para evitar pérdidas repentinas. Invertir en activos sólidamente anclados por derechos de propiedad claros y en países donde la propiedad está protegida por la ley permite proteger los propios intereses.
Potencial para el crecimiento del capital
Además de la rentabilidad actual, cuando se elige en qué invertir, se deben buscar oportunidades que presenten el potencial para el crecimiento del capital. Este crecimiento puede traducirse en un aumento del valor de los activos a lo largo del tiempo y generar considerables plusvalías.
Capacidad de superar la inflación
Finalmente, cuando elegimos en qué invertir debemos considerar que, más allá de la renta nominal, esta renta a corto, medio y largo plazo debe superar la inflación. De hecho, es crucial que la inversión mantenga o supere la tasa de inflación para preservar el poder adquisitivo del inversor.
En qué invertir en 2024: una cuestión de características más que de contingencias
El complejo panorama actual, analizado al principio, hace imposible predecir qué sucederá a lo largo de 2024. En la elección sobre en qué invertir en 2024 es conveniente concentrarnos mucho más en las características de las distintas inversiones.
Acciones
Las acciones siempre pueden perder gran parte de su valor y obligar al inversor a una volatilidad difícilmente soportable. Volatilidad no compensada por la rentabilidad a corto plazo, ya que los flujos de dividendos son a menudo insignificantes y a veces nulos. Además, quien quiera invertir en este activo debería hacer cherry picking para tratar de adivinar qué acciones explotarán en 2024 y esto requiere tiempos, energías y competencias mucho mayores que las del inversor medio.
Bonos
También los bonos pueden perder parte de su valor durante el próximo año, como ya lo hicieron en 2023. Cabe precisar que esta pérdida es potencialmente inferior a la que pueden sufrir las acciones. Pérdida potencial en parte mitigada por los flujos de cupones. Al mismo tiempo, los bonos tienen menores posibilidades a largo plazo de apreciarse. Quien elige invertir en estos activos, además, se pone en manos de los bancos centrales, ya que cada una de sus decisiones tiene consecuencias directas en el mercado de bonos.
ETF y fondos de inversión
ETF y fondos de inversión ofrecen las mismas ventajas y desventajas de acciones y/o bonos, con la desventaja adicional de los fondos de tener altos costos de gestión que se pagan frente a la prácticamente nula (a largo plazo) probabilidad de «batir el mercado».
Bienes refugio
El oro y los demás bienes refugio han alcanzado valores récord y encontrado resistencias que difícilmente serán superadas en 2024, a menos que en un marco de crisis general realmente poco deseable. Además, hay que tener en cuenta que estos activos generalmente no son productivos, es decir, no ofrecen rentas y no recompensan al inversor a medio-largo plazo.
Criptomonedas
Criptomonedas como Bitcoin ofrecen a los inversores atractivas posibilidades de ganancia y altas probabilidades de pérdidas tanto a corto como a largo plazo. Si bien es cierto que a lo largo de 2023 se pasó de los 20.000 a los 37.000 dólares de Bitcoin, también es cierto que estamos en valores mucho más bajos en comparación con los máximos de 2021 (64.000 dólares). Máximos a los que siguieron varias caídas y una serie de alzas, de cada vez menor entidad. Todo esto sin olvidar la ausencia de un subyacente por lo que no podemos descartar la posibilidad de que el valor se pueda anular de un día para otro.
Materias primas
Las materias primas –principales y originales responsables de la inflación en Europa– después del rally post-pandémico, han en buena parte y con dinámicas diferentes empezado a retraerse. Dados los vientos de crisis difícilmente se apreciarán a lo largo de 2024. Además, estos activos al estar muy ligados a la producción industrial, de hecho no ofrecen ninguna diferenciación respecto a los mercados de acciones y la economía real. Quien posee materias primas corre el riesgo de ver amplificados y no equilibrados los efectos negativos de una recesión.
Economía real
La economía real, después de correr debido a la demanda explosiva en la fase post-pandémica, a lo largo de todo el 2023 ha desacelerado y ha entrado en recesión en algunos países importantes como Alemania. Probablemente continuará así en 2024, especialmente, por efecto del binomio alta inflación –que erosiona los márgenes de las empresas y empobrece a la población– y altas tasas –que dificultan las inversiones. Además, el costo del trabajo –por efecto del desempleo en mínimos y de la búsqueda de un diferente equilibrio entre vida laboral y personal por parte de los empleados– ha crecido notablemente y para muchas empresas representa la principal partida de gasto. Las probabilidades de crecimiento a lo largo de 2024 en este momento no parecen superar las probabilidades de pérdidas y, aun en caso de un resultado positivo, difícilmente la renta de las inversiones en economía real logrará superar la inflación.
La particular situación del mercado inmobiliario
En el sector inmobiliario asistimos a una inédita dicotomía, por el efecto combinado de cambios en las condiciones de trabajo y altas tasas por un lado y altas rentabilidades por el otro. El sector más en crisis parece ser el inmobiliario comercial, que debe lidiar con el colapso de la demanda de las empresas. Cada vez más empresas –después de la prueba pandémica– eligen apostar por el teletrabajo y el trabajo remoto también con fórmulas híbridas, modalidades de trabajo apreciadas y solicitadas por los empleados, a menudo, ya en la fase de entrevista. Otro sector en crisis es el de la compra de la primera vivienda, debido a las hipotecas disparadas por los altos tipos de los Bancos Centrales. Mientras, se mantiene prácticamente estable el mercado de las segundas viviendas cuyos actores, a menudo, no tienen que recurrir a financiación para la compra y consideran los inmuebles para vacaciones como bienes refugio con los que proteger su patrimonio.
En total contraposición con el resto del mercado inmobiliario, están las inversiones inmobiliarias de alto rendimiento y, probablemente, este es el mejor activo en el que invertir en 2024.
Inversiones inmobiliarias de alto rendimiento
Quien compra inmuebles en Estados Unidos para alquilarlos a familias de trabajadores ve satisfechos prácticamente todos los criterios vistos para la elección sobre en qué invertir en 2024 (y no solo en 2024):
- crecimiento constante, rentabilidad a largo plazo, rentabilidad también a corto plazo, potencial para el crecimiento del capital –gracias a la combinación entre revalorización a largo plazo y rentas por alquileres
- diversificación de la cartera –para quien posee también otros activos como acciones, bonos, fondos o ETF
- estabilidad legal y de propiedad –ya que un sistema como el estadounidense privilegia los intereses de los propietarios incluso frente a los de los inquilinos
- capacidad de superar la inflación –ya que hoy en día las rentas entre el 5% y el 11% de este segmento superan la inflación, bajada por debajo del 4% en EE.UU.
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